El estudio «Hacia la transformación del sistema alimentario en España: situación actual, impactos y escenarios futuros» recientemente publicado por Alimentta, combina escenarios globales climáticos y modelos de variación climática del IPCC, con dos modelos de transición alimentaria a nivel estatal: uno asume la continuidad del modelo alimentario actual (BAU); el otro, define un modelo sostenible y saludable de producción y consumo (BIO +) para 2030 y 2050.

Este trabajo científico, que analiza qué pasaría en el sistema alimentario bajo estos dos modelos, ha permitido a Greenpeace concluir que una transición alimentaria en España no es solo necesaria y urgente, sino también posible.

El informe, presentado el 3 de junio por Greenpeace bajo el título ”Revolución alimentaria: Urge una transición del inviable sistema actual a un Modelo Alimentario Sostenible”, analiza el futuro del sistema alimentario español frente al cambio climático y la pérdida de biodiversidad, comparando el impacto de mantener el modelo actual con el de avanzar hacia uno verdaderamente sostenible. «La necesidad está, hace falta la voluntad de cambio. La alimentación es un derecho y no una excusa para el lucro de unos pocos a costa del daño general. Se debe priorizar un modelo que funcione dentro de los límites planetarios y que permita abastecer a la población con dietas sostenibles, saludables y locales. La transición hacia este horizonte sólo será posible si se adoptan cambios en la producción y el consumo de manera conjunta”, ha declarado Eva Saldaña, directora ejecutiva de Greenpeace. La presentación contó con la participación de Pablo Saralegui, del equipo de Alimentta y uno de los autores del estudio «Hacia la transformación del sistema alimentario en España».

Frente al nefasto impacto que tendría continuar con el sistema alimentario actual, Greenpeace promueve un Modelo Alimentario Sostenible (MAS), que engloba tanto la producción como el consumo y apuesta por el enfoque agroecológico en la producción agraria, con prácticas adaptadas al entorno local y con uso responsable del agua, favoreciendo cultivos tradicionales de secano y razas autóctonas. En el ámbito marino, apuesta por una pesca y acuicultura sostenibles de bajo impacto ambiental y alto valor social. Asimismo, promueve también patrones de consumo más saludables basados en la dieta de salud planetaria, que prioriza el consumo de alimentos vegetales y el incremento de legumbres, y la reducción de alimentos de origen animal. En conjunto, este nuevo enfoque busca proteger el medioambiente y los medios de vida rurales, garantizar una alimentación sana y sostenible para el futuro y fortalecer una producción verdaderamente sostenible.

Desde Greenpeace se han identificado cinco palancas de cambio que presentan un alto potencial de impacto transformacional en cascada: 

  1. Producción 100 % ecológica con manejos agroecológicos para el 2050.
  2. Triplicar el abastecimiento de legumbres, relocalizando su producción.
  3. Menos cerdos, más ganadería extensiva de base agroecológica.
  4. Pesca de bajo impacto ambiental y alto valor social.
  5. Reducción del desperdicio alimentario.

Más información sobre las propuestas de Greenpeace para una «Revolución alimentaria: del inviable sistema actual a un modelo de alimentación sostenible».