La transición proteica basada en legumbres locales y pesca sostenible, clave para seguir una dieta mediterránea

  • Con motivo del Día Mundial de la Dieta Mediterránea, desde Alimentta recordamos la importancia de una alimentación saludable y sostenible que priorice las proteínas vegetales y los productos de proximidad.
  • En esta efeméride, subrayamos la importancia de conocer el origen de los alimentos y de priorizar los de producción ecológica como paso esencial para realizar elecciones de consumo más informadas, saludables y sostenibles.
  • La dieta mediterránea y la producción ecológica es una opción factible, saludable y sostenible para favorecer una transición proteica equilibrada.

Desde Alimentta impulsamos una transición proteica que dé paso a más proteínas de origen vegetal, procedentes de legumbres locales, cereales integrales y frutos secos, así como a pescado obtenido mediante pesca sostenible, preferentemente de producción ecológica para garantizar una dieta mediterránea saludable y respetuosa con el planeta.

Con motivo del Día Mundial de la Dieta Mediterránea, presentamos diez claves para avanzar hacia una dieta mediterránea adaptada a los retos climáticos y sociales actuales.

El decálogo está basado en el informe “Hacia la transformación del sistema alimentario en España: situación actual, impactos y escenarios de futuro”, que analiza el modelo alimentario español en sus dimensiones económica, ambiental y social, con el fin de ofrecer herramientas que ayuden a mejorar las decisiones de consumo y producción. El estudio destaca que una alimentación saludable, como la que caracteriza a la dieta mediterránea, no depende solo de las propiedades nutricionales, sino también de cómo se producen, transforman y distribuyen los alimentos. Por ello, priorizar productos frescos, locales y de temporada es esencial para consolidar un sistema alimentario más sostenible y con menor huella ambiental.

En este proceso de transición alimentaria, la producción local y ecológica ocupa un papel clave, ya que reduce la exposición a fitosanitarios y contribuye a proteger la salud de las personas y los ecosistemas.

Subrayamos también la importancia de aumentar el consumo de alimentos vegetales, especialmente legumbres, hortalizas, cereales integrales y frutos secos, cuyo impacto ambiental es menor que el de los productos de origen animal. Además, su contenido proteico puede sustituir en buena medida a la carne, aportando beneficios reconocidos para la salud mientras se mejora la fertilidad del suelo gracias a su cultivo.

En esta línea, se recomienda reducir el consumo de carne, ya que su exceso puede asociarse a riesgos cardiovasculares y su producción intensiva genera altos impactos ambientales. Frente a ello, la ganadería extensiva o de pastoreo constituye una alternativa más sostenible: preserva la biodiversidad, mejora el bienestar animal y reduce el uso de antibióticos y hormonas.

Por su parte, la reducción del consumo de carne no debe implicar un incremento descontrolado del consumo de pescado. Alimentta recomienda mantener un consumo moderado, priorizar el pescado azul de pequeño tamaño y de origen local, priorizando artes de pesca selectivas, como las de la pesca artesanal, que, en general, protege los ecosistemas marinos, además degenerar valor económico y social en las comunidades costeras.

“Seguir la dieta mediterránea como patrón de referencia facilita una transición proteica basada principalmente en legumbres y proteínas vegetales, cuyas sinergias con la producción ecológica contribuyen a avanzar hacia formas de producir y consumir más justas, saludables y sostenibles”, ha destacado Isabel Cerrillo, socia fundadora de Alimentta y experta en nutrición y bromatología.

Por su parte, Pablo Saralegui, coordinador del informe e integrante de Alimentta, ha señalado: “Ahora sabemos mejor cómo hacer posible esa transición proteica: desde el conocimiento, la producción responsable y la cooperación entre los distintos agentes del sistema alimentario. Por eso, en este Día Mundial de la Dieta Mediterránea, desde Alimentta recordamos que es posible equilibrar la salud de las personas con la del planeta”.

El decálogo, presentado en el encuentro, resume las bases para una transición alimentaria que priorice las legumbres, el pescado sostenible y los productos locales y ecológicos, en línea con los principios de la dieta mediterránea. Su propósito es favorecer una transformación real del sistema alimentario, que garantice el bienestar de las personas, la resiliencia de los territorios y la salud del planeta.