En este artículo, empleamos el enfoque económico del «modelo del dónut” para evaluar de manera integral el estado del sector pesquero de buques de cerco en el noroeste del Mar Mediterráneo. El análisis identifica varios casos de rebasamiento de las capacidades ecológicas y escasez de necesidades sociales básicas, lo que indica que la situación actual está, en muchos aspectos, lejos de ser un espacio ecológicamente seguro y socialmente justo. Esto demuestra que la transición necesaria para lograr un sector sostenible no es únicamente una cuestión técnica o financiera; también requiere capacidades sociales suficientes para liderar y gestionar el proceso, tomando en consideración el contexto social en el que ocurriría. Nuestra evaluación indica la necesidad de tomar medidas urgentes y un plan de transición global que incluya un plan de gestión pesquera basado en el ecosistema, incluidos planes comerciales y sociales.

El estudio muestra que este enfoque es útil para proporcionar información valiosa para apoyar la transición de la pesca hacia la sostenibilidad. Además, utilizar este marco no específico para la pesca puede facilitar la participación de personas expertas en pesca en debates más amplios sobre los cambios socioeconómicos y ecológicos necesarios para lograr una economía azul orientada al postcrecimiento.

Introducción

La Conferencia de las Naciones Unidas sobre Desarrollo Sostenible (CNUDS) “Río +20” de 2012 marcó un punto de inflexión en la popularización del concepto emergente de economía azul (Pauly 2010). Los países costeros integraron exitosamente la “economía azul” como parte de la creciente agenda internacional de “economía verde”. Desde entonces, las principales instituciones internacionales han adoptado ampliamente la economía azul como marco conceptual para sus actividades relacionadas con los océanos (Banco Mundial y Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas, 2017).

Aunque existen definiciones contrapuestas y a veces contradictorias (Voyer et al. 2018), el Observatorio de la Economía Azul de la Unión Europea incluye una amplia gama de industrias y sectores bajo el paraguas de la economía azul, como la tecnología azul, el turismo costero, la desalinización y la infraestructura marina y robótica, recursos marinos vivos, recursos marinos no vivos, energía marina renovable, defensa marina, transporte marítimo, energía oceánica, actividades portuarias, investigación e innovación azules, y construcción y reparación naval (Comisión Europea 2023a).

Sin embargo, la economía azul no es simplemente un conjunto de industrias o actividades sectoriales. Desde su popularización política internacional, se ha recalcado en la necesidad de ir más allá del enfoque habitual y adoptar prácticas más sostenibles (Potgieter 2018, Comisión Europea 2021, Youssef 2023). Esto, a su vez, requiere evaluar estas múltiples transiciones de manera compleja e integrada, desde una perspectiva de desarrollo sostenible.

Evaluación del éxito de la economía azul

En los últimos 50 años, ha surgido una crisis ecológica multifactorial global, además del deber social actual de satisfacer las necesidades básicas de millones de personas en todo el mundo. El uso cada vez mayor de materiales por parte del metabolismo social (Fischer-Kowalski 1998, Fischer-Kowalski y Hüttler 1998, Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente et al. 2019) y la contaminación resultante han llevado al cambio ambiental global. Los ecosistemas marinos no son una excepción, y el antiguo concepto del océano como una riqueza infinita de recursos marinos ha evolucionado hacia la percepción de que no hay lugar en el océano donde no se puedan notar los impactos humanos (Halpern et al. 2008, 2019, Díaz et al.2019).

Entre otros actores sociales, economistas y organizaciones políticas relevantes están reconsiderando cuáles son los mejores indicadores y objetivos económicos posibles, para avanzar hacia la sostenibilidad y al mismo tiempo garantizar que todas las partes interesadas relevantes tengan información adecuada para respaldar sus procesos de toma de decisiones en coherencia con los desafíos de la sociedad del siglo XXI (Comisión Europea 2009, OCDE 2011). Sin embargo, medir el éxito de una transición sectorial es un desafío y requiere indicadores adecuados y accesibles.

En el contexto de la economía azul europea, el reto de encontrar nuevos indicadores más allá del paradigma del crecimiento (D’Alisa et al. 2015, Jackson 2017, Hadjimichael 2018, Stiglitz et al. 2018, Ertör y Hadjimichael 2020, Bennett et al. 2021 ) es explícito en la nueva estrategia de economía azul sostenible de la Unión Europea “transformar la economía azul de la UE para un futuro sostenible” (Comisión Europea 2021), que establece: “necesitamos cambiar el enfoque del ‘crecimiento azul’ hacia una economía azul sostenible”. Si este es el caso, ¿cuáles son entonces los nuevos indicadores que habrán de utilizarse?

Los indicadores generales actuales utilizados en el observatorio de la economía azul y el informe de la economía azul (Comisión Europea et al. 2022, Comisión Europea 2023b) se centran en indicadores monetarios (VAB, volumen de negocios, superávit operativo bruto, inversión neta) e indicadores de empleo (personas empleadas, remuneración media por empleado). En algunas zonas, pero no en todas, también incluyen algunos indicadores de producción, como las toneladas pescadas, la producción de energía o el volumen de contenedores transportados. Por el contrario, el uso de indicadores ecológicos en el sistema europeo de evaluación de la economía azul (Comisión Europea et al. 2022) adopta un enfoque basado en el sistema de contabilidad marina, intentando medir el estado ambiental de los ecosistemas marinos y los servicios ecosistémicos, en línea con la idea de tener una perspectiva de triple impacto de las actividades azules (Slaper y Hall 2011). Sin embargo, actualmente no existe un marco de indicadores sectoriales integral y reconocido que se alinee con el cambio del “crecimiento azul” a una economía azul sostenible.

Dicho marco debería ser útil para los diferentes sectores económicos azules y fácilmente reconocible por los expertos no marinos, al mismo tiempo que ayudaría a los tomadores de decisiones a alinear la economía con los objetivos sociales (Naciones Unidas 2015, Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente 2021). Para avanzar hacia este objetivo, explorar enfoques innovadores más allá de los marcos de indicadores marinos existentes puede ser una estrategia valiosa.

Una alternativa para evaluar el éxito de la economía: el marco de la “economía del dónut”

Desde 2012, con la publicación del trabajo pionero de Kate Raworth: Un espacio justo y seguro para la humanidad: ¿Podemos vivir dentro del donut? (Raworth 2012), y particularmente en los últimos cinco años desde la publicación de su libro Donut Economics: Seven Ways to Think Like a 21st-Century Economist (Raworth 2017), la teoría del dónut en la economía ha ganado impulso en los análisis económicos y de sostenibilidad. Debido a su simplicidad y visión holística, ahora se utiliza en una amplia gama de escalas, desde el nivel internacional hasta el local (DEAL 2022, Fang 2022, Fanning et al. 2022).

El núcleo del modelo del dónut consta de dos anillos concéntricos: el anillo interior representa la base social de las necesidades básicas, derivadas de las prioridades sociales acordadas en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (Naciones Unidas 2015), asegurando que nadie carezca de elementos esenciales para la vida, mientras que el anillo exterior representa el techo ecológico, basado en el marco de los límites planetarios (Steffen et al. 2015). El espacio en forma de rosquilla entre estos dos límites representa un espacio ecológicamente seguro y socialmente justo al que las sociedades deberían aspirar a ser (Raworth 2017), sirviendo de alternativa al objetivo económico orientado al crecimiento del PIB.

El modelo del dónut se ha desarrollado en muy pocas perspectivas sectoriales como el turismo, la gestión del agua en las ciudades o la movilidad (Valencia Lenero 2021, Dillman et al. 2023, Hartman y Heslinga 2023). En el contexto marino, se ha explorado el análisis de los límites planetarios (Nash et al. 2017), y se han publicado los primeros intentos de vincular el marco de la economía dónut con los servicios de los ecosistemas marinos (Cook et al. 2023), pero el enfoque dónut aún no se ha aplicado desde una perspectiva sectorial.

Un punto de partida natural para el desarrollo del enfoque del dónut dentro de la economía azul es el sector pesquero. Su importancia económica y su larga historia de estudios de gestión pesquera basada en ecosistemas (Costanza et al. 1998, Pauly et al. 2002, Pikitch et al. 2004, Link 2010, Christensen y Maclean 2011) han profundizado no sólo en la dinámica de especies individuales, sino también de todo el ecosistema, las relaciones tróficas, los flujos de energía, los factores ambientales y los impactos humanos (Botsford et al. 1997, Duda y Sherman 2002, Cury et al. 2003, 2008). Además, es un área en la que sigue siendo necesario desarrollar más indicadores relacionados con los seres humanos (Hornborg et al. 2019) e integrar estos indicadores en un marco integral que pueda ser fácilmente comprendido por una amplia gama de partes interesadas, incluidos aquellos que no son especialistas en pesca. En este contexto, exploramos el potencial de aplicar la perspectiva de la economía dónut en la industria pesquera a través de un estudio de caso específico: el sector económico de los buques de cerco en el noroeste del Mar Mediterráneo. Finalmente, reflexionamos sobre las ventajas y limitaciones de utilizar esta perspectiva en relación con los objetivos de la economía azul y al mismo tiempo discutimos su posible aplicación en otros sectores dentro de la economía azul.

Conclusiones

El modelo del dónut se aplicó por primera vez al sector pesquero, centrándose en los buques de cerco en el noroeste del Mar Mediterráneo. El estudio demostró que este enfoque era útil al proporcionar información valiosa para apoyar la transición de la pesca hacia una economía azul sostenible.

Esta teoría ofrece un enfoque integral, flexible y holístico basado en múltiples valores que son fáciles de entender y pueden incorporarse sencillamente a una narrativa coherente de la transición hacia un “espacio seguro y justo para la humanidad”. Este enfoque también puede extenderse a otros sectores de la economía azul, lo cual es una característica especialmente notable en un contexto de expansión de las actividades económicas marinas, y puede ayudar a evitar la narrativa a veces conflictiva de medio ambiente versus economía, así como la narrativa de sostenibilidad menos orientada a objetivos que considera las perspectivas social, ambiental y económicas de forma aislada. Estos enfoques a menudo se encuentran en los debates sobre política marina. El enfoque del dónut puede facilitar el diálogo entre diferentes partes interesadas, incluidos los encargados de tomar decisiones y los administradores, los medios de comunicación, los investigadores y las ONG.

El uso de un marco “fuera de lo común” puede facilitar también la participación de los expertos en pesquería, permitiéndoles utilizar un “lenguaje de referencia” común en los debates más amplios sobre los cambios socioeconómicos y ecológicos que se necesitan para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible en el contexto de la economía azul. Y viceversa, permite a los expertos en otras materias comprender lo que sucede en el sector pesquero.

Sin embargo, nuestro enfoque también tiene limitaciones. No muestra los vínculos y dependencias entre indicadores, por lo que debe completarse con otras herramientas para evaluar adecuadamente las compensaciones entre escenarios de gestión. Genera también dificultades técnicas. Por ejemplo, no siempre es fácil “traducir” los indicadores ecológicos y sociales seleccionados al marco de las “necesidades básicas y techos ecológicos”. Esto se debe principalmente a que no siempre es posible establecer valores de referencia para comparar el estado actual. Cuando en lugar de utilizar valores de referencia se utilizan series de datos históricos, debemos tener cuidado porque podemos estar ocultando tendencias cambiantes del estudio de referencia (Pauly 1995), por lo que siempre que sea posible es preferible el uso de valores de referencia fijos. Finalmente, queda por hacer más pruebas de este marco en un contexto temporal, así como reflexionar sobre cómo contabilizar los diferentes segmentos de la flota (por ejemplo, buques de cerco, arrastreros de fondo, flota artesanal), las compensaciones que surgen entre ellos, y la interacción entre la pesca y otras actividades de la economía azul como la producción de energía marina o el transporte. Esto es crucial para la transición hacia un enfoque de gestión pesquera basado en los ecosistemas.

No es de sorprender que exista tensión entre la utilización de marcos generales y matices sectoriales específicos, así como entre evaluaciones globales y regionales específicas. El modelo del dónut ofrece una estructura fundacional común y adaptable que debe ser personalizada según sectores y regiones específicos y arraigada en el conocimiento y las perspectivas locales (Raworth 2017, Raworth et al. 2020). Debido a su novedad, es todavía demasiado pronto para determinar en qué medida se adoptarán indicadores convencionales comunes en estos análisis (Warnecke 2023).

Este estudio de caso representa una contribución inicial para su posible aplicación en un sector de la economía azul, con el convencimiento de que debería enriquecerse aún más con estudios futuros en otros sectores y pesquerías. A pesar de estas limitaciones, este estudio demuestra cómo la perspectiva del donut puede ofrecer información útil para la transición de la pesca hacia un sector económico azul sostenible. Creemos que el enfoque flexible y adaptable del donut puede proporcionar un buen marco de discusión para ampliar el discurso sobre lo que constituye una economía azul exitosa y sostenible. A partir de esta experiencia, proponemos que se puedan aplicar enfoques similares a otros sectores dentro de la economía azul, convirtiéndola en una vía interesante para futuras investigaciones.

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