España es una gran potencia productora y exportadora de alimentos de origen animal. Pese a ello presenta una grave carencia en el autoabastecimiento de fuentes proteicas para la alimentación del ganado, especialmente de leguminosas. El abandono del cultivo de leguminosas mediterráneas ha derivado en una grave dependencia exterior y unas consecuencias ambientales y económicas de gran calado para nuestros agroecosistemas.
Leguminosas mediterráneas y ganadería, una historia de evolución inversa
Tradicionalmente, las leguminosas para forraje o para grano se han cultivado en las zonas cerealistas de secano de nuestro país en rotación con otras especies de cereal. Algarrobas, yeros, habines, almortas, titarros, alberjones, haba caballar, guisantes, vezas, alholvas, altramuces o garbanzos son algunas de las leguminosas mediterráneas empleadas en la alimentación de rumiantes y monogástricos en los sistemas ganaderos.
El cultivo de estas especies comenzó su descenso coincidiendo con el incremento del consumo de carne, el descenso de la ganadería basada en el pastoreo, y la intensificación de la ganadería de vacuno de leche, porcino y aves, altamente demandantes de piensos concentrados. La globalización de los mercados de granos y la entrada de España en la Política Agraria Comunitaria (PAC), reconfiguró el mercado haciendo de las leguminosas un cultivo poco atractivo para quienes se dedican a la agricultora por no recibir los incentivos que otros cultivos tenían y por su baja rentabilidad frente a leguminosas adquiridas fuera de nuestras fronteras. A esto se suman diversas dificultades de manejo que no han sido resueltas por la innovación y que han impedido la adaptación de las leguminosas mediterráneas a las demandas actuales. Entre ellas, la poca disponibilidad de semilla de variedades adaptadas, la escasa adaptación de la maquinaria agrícola, la escasa innovación en métodos sostenibles para el control de hierbas (que permitan disminuir la dependencia de herbicidas) o los efectos del cambio climático en su rendimiento.
Otros cultivos de mayor rendimiento han ido reemplazando el espacio ocupado por las leguminosas mientras se ha dado entrada a la importación de proteaginosas de terceros países a bajo precio. Además, se ha reducido la diversidad de especies empleadas como grano para la fabricación de piensos centrándose principalmente en tres: soja, guisantes y habines (o haboncillos). La producción española de piensos compuestos en España se sitúa en torno a 37.685.487 toneladas (INPULSE, 2023).
Tras la entrada de España en la PAC las importaciones de haba y torta de soja se incrementaron exponencialmente muy por encima de otras importaciones (guisantes, habines) (INPULSE, 2023). Importamos casi 5 millones de toneladas de soja al año, lo que supone el 95% de las importaciones de leguminosas (González-Bernal & Rubiales, 2016). Esto que genera dependencias preocupantes de importación de países como Argentina, Brasil, Francia, Lituania, Rumanía y Canadá.
Leguminosas mediterráneas y su papel en la transición alimentaria
La importación de soja tiene un impacto global por la emisión de gases de efecto invernadero y un coste territorial en terceros países por la deforestación asociada a la expansión de los campos de soja y cereales (Fuch & Alexander 2019; Martínez-Valderrama et al., 2021). Reducir la dependencia de este producto es importante incluso para los productores de piensos ecológicos, que también basan mayoritariamente su estrategia proteica en la importación de soja ecológica (Ramos et al., 2024). De hecho, en 2023 se aprobó una iniciativa del Parlamento Europeo para frenar la deforestación y la degradación de los bosques. La soja y sus derivados son una de las materias primas afectadas y sólo podrá comercializarse en el mercado comunitario como soja libre de deforestación.
Diversos estudios ya han demostrado que en el caso de rumiantes (vacuno, ovino, caprino) los animales pueden alimentarse usando leguminosas mediterráneas de origen local (guisantes, algarrobas) que pueden reemplazar la soja sin alterar las características productivas del animal e incluso mejorando la calidad de la carne (Magrama, 2012; Cañeque et al., 2011). Y el caso de monográsticos (porcino, aves) es posible a través de del uso de razas ganaderas menos exigentes, el incremento del pastoreo o la utilización de otras leguminosas como guisante y habines (Díaz-Gaona et al. 2018). Es decir, las leguminosas de producción local pueden reemplazar total o parcialmente a la soja.
Las leguminosas no sólo tienen un interés para mejorar la autonomía ganadera a escala local. El propio Parlamento Europeo, en su informe por una Estrategia Europea en Materia de Proteínas, reconoce la importancia de recuperar su cultivo en Europa por el papel que juegan en la mejora de la fertilidad de los suelos, el clima y la biodiversidad y su capacidad de reducir insumos como los fertilizantes y los productos fitosanitarios. Además, son alternativa a la proteína de origen animal en dietas más sostenibles y fundamentales desde una perspectiva geopolítica y estratégica hacia la autonomía alimentaria. La diversidad genética disponible en materia de especies y variedades de leguminosas para alimentación animal es notable en los sistemas mediterráneos. Adaptadas tanto a sistemas de secano como de regadío, será necesaria una puesta a punto y selección de aquellas con mejores características para hacer frente al nuevo escenario climático y a la demanda interna.
Propuestas desde la agroecología
La sostenibilidad de los sistemas ganaderos mediterráneos pasa por el incremento de su autonomía en términos energéticos y materiales. Por ello es necesaria la relocalización de la producción de las leguminosas adaptadas a nuestro ambiente. Todo ello, combinado con otras estrategias dirigidas a la extensificación ganadera, un mayor aprovechamiento de los pastos y la reducción del consumo de carne proveniente de sistemas intensivos en favor de los sistemas extensivos basados en el pastoreo.
La producción actual de leguminosas debe transitar a manejos más sostenibles que mejoren su producción y rentabilidad mediante el asesoramiento a los agricultores. El uso de especies y variedades localmente adaptadas y el incremento de la semilla disponible, junto a otras técnicas culturales de producción agroecológica facilitarán la reducción del uso de herbicidas, el menor consumo de agua o la mejora en los rendimientos. También será imprescindible la recuperación del conocimiento tradicional sobre el manejo y uso de estos granos adaptado a cada especie ganadera que la agricultura familiar se ha preocupado en conservar a lo largo de décadas. No sólo se ha de garantizar el suministro para los fabricantes de piensos, sino incentivar la autoproducción de leguminosas por parte de los ganaderos o articular la producción a escala local mediante acuerdos entre ganaderos y agricultores.
Todos los incentivos disponibles de la PAC, así como de otras políticas públicas nacionales y locales, deben ponerse a disposición del cultivo de leguminosas mediterráneas para mejorar la autonomía alimentaria de la ganadería y para reconocer los servicios ecosistémicos que estas prestan a la sociedad. Entre ellos, la mejora de los suelos, la mitigación del cambio climático, la conservación de la biodiversidad y el suministro de fuentes proteicas para dietas más saludable y sostenibles.
Referencias
INPULSE, 2023. Informe necesidades particulares y combinadas de los distintos agentes de la cadena de alimentación animal. GO INPULSE. Innovando para usar leguminosas españolas en alimentación animal.
González-Bernal, M.J.; Rubiales, D. 2016. Las leguminosas grano en la agricultura española y europea. ARBOR Ciencia, Pensamiento y Cultura Vol. 192-779.
Fuchs R, Alexander P, 2019. US–China trade war imperils Amazon rainforest. Nature 567: 451-454
Martínez-Valderrama J, Sanjuán ME, del Barrio G, Guirado E, Ruiz A, Maestre FT 2021. Mediterranean Landscape Re-Greening at the Expense of South American Agricultural Expansion. Land 10 (2).
Ramos-García, M., González de Molina, M, Guzmán, I. 2024. Production autonomy and sustainability. On the conventionalization of Mediterranean organic livestock. Agroecology and Sustainable Food Systems 2024, Volume 48, Issue 10
Magrama, 2012. Alternativas de cultivo para producción de materias destinadas a la alimentación animal en ganadería ecológica. Ministerio de Agricultura Alimentación y Medio Ambiente. Accessed: 23 March 2019. DOI: 10.13140/RG.2.2.36524.33929
Cañeque, V., López, O., Pérez, C., Díaz M.T., Ramos, M., Pérez, C., Lauzurica, S., Muíño, I., De la Fuente, J. 2011. Empleo de soja o de leguminosas grano en cebo de terneros de ambos sexos en producción ecológica y su efecto sobre la calidad de su carne. In: AIDA, Editors, 2011. Actas de las XIV Jornadas sobre Producción Animal, pp. 589-591, Toledo.
Díaz-Gaona C, Kongsted A, Norgaard J, Papi E, Morell-Pérez A, Reyes-Palomo C, Rodríguez- Estévez V, Roinsard A, Steenfeldt M, Stodkilde-Jorgensen L, Kappel P, Akerfeldt M. 2018. Organic Knowledge Network on Monogastric Animal Feed. OK-Net EcoFeed. Accessed: 12 January 2021