Parece evidente que las políticas públicas deberían basarse en conocimiento experto o científico para garantizar su éxito a largo plazo y un impacto positivo en la población. Pero, desafortunadamente, no siempre es así. A menudo encontramos medidas que no siguen una lógica científica, o bien porque no siguen las recomendaciones de los expertos o simplemente porque el conocimiento necesario para diseñar esa política aún no ha sido generado. Si a esto añadimos que las políticas públicas deberían ser participativas para recoger el sentir de los distintos colectivos, introducimos un nuevo aspecto en la ecuación: el método científico empleado para generar ese conocimiento.

De políticas con base científica y de métodos de investigación hablamos con:

  • Verónica Rebollo del equipo de Alimentta, licenciada en Biología, con una larga experiencia en Conservación Ambiental y en Antropología Social. Además, está involucrada en varios proyectos de Alimentta que buscan generar una base científica para incidir en políticas que promuevan la transición alimentaria.
  • Modera: María Ramos, socia fundadora de Alimentta e investigadora en Cicytex.

María Ramos: Parece evidente que las políticas públicas deberían basarse en conocimiento experto o científico para garantizar su éxito a largo plazo y un impacto positivo en la población. Pero, desafortunadamente, no siempre es así. A menudo encontramos medidas que no siguen una lógica científica, o bien porque no siguen las recomendaciones de los expertos o simplemente porque el conocimiento necesario para diseñar esa política aún no ha sido generado. Si a esto añadimos que las políticas públicas deberían ser participativas para recoger el sentido de los distintos colectivos, entonces introducimos un nuevo aspecto en la ecuación: el método científico empleado para generar ese conocimiento.

Pues de políticas con base científica y de métodos de investigación nos va a hablar hoy Verónica Rebollo. Verónica es compañera del equipo de Alimentta, licenciada en Biología, con una larga experiencia en Conservación Ambiental y en Antropología Social. Además, Verónica está involucrada en varios proyectos de Alimentta que buscan generar una base científica precisamente para incidir en políticas que promuevan la transición alimentaria. Bienvenida, Verónica.

Verónica Rebollo: Hola María, qué tal, muchas gracias por la invitación.

MR: Para situarnos, cuéntanos qué riesgos entraña el elaborar políticas públicas sin una base científica.

VR: Pues quizás antes de abordar esta pregunta convendría repasar brevemente de qué estamos hablando cuando hablamos de políticas públicas con base científica, porque es un concepto que se está potenciando bastante últimamente y que se emplea para referirnos a las decisiones políticas que se toman a partir de información generada de manera rigurosa y objetiva. Es decir, basada en el método científico. Primero se observa una problemática que se quiera mitigar, se plantean una hipótesis y se formula una posible política para abordarla, se pone en práctica esta política mediante un proceso de experimentación, se analizan las correlaciones entre la política y los efectos en terreno y ya, pues, se sacan conclusiones que pueden derivar incluso en la reformulación de esta política o en su ajuste. Y aunque parece que es un planteamiento lógico, se trata de una forma de hacer política bastante novedosa que adquirió mayor impulso con el gobierno de Tony Blair allá cuando estaba de primer ministro en Reino Unido entre 1997 y 2007 y que se ha ido implementando en otros países como Estados Unidos, Nueva Zelanda, Canadá y Japón. Y además también se emplea a nivel de Comisión Europea, con grupos como el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, el IPCC, o el Panel Internacional de Expertos en Sistemas Alimentarios Sostenibles, que funcionan como comités de expertos independientes, que son capaces de otorgar asesoría científica a múltiples niveles de gobierno. O incluso aquí también en España está calando, con la reciente creación de la Oficina Nacional de Asesoramiento Científico.

Entonces, ¿cuál es la alternativa? Pues, puede suceder que la formulación de propuestas sea simplemente el fruto de presiones políticas del momento, lo que da lugar a plantear soluciones cortoplacistas para salir de una situación de crisis puntual. En este caso, y por usar una metáfora, pues sería algo así como un analgésico que se toma cuando se tiene una dolencia pero que no serviría para atacar un problema de raíz. Es decir, estas políticas pues no estarían diseñadas para facilitar el cambio estructural que es necesario para una verdadera transformación. Y es probable que las intervenciones propuestas dejen de ser útiles y eficientes a largo plazo, generen descontento social y nueva problemática. Pero incluso más peligroso puede ser que se proponga un programa político en base a creencias, ideologías partidistas o el sentido común, lo que podría reforzar prejuicios, terminar favoreciendo a uno o unos pocos grupos de población, generar nuevas desigualdades o alimentar las existentes. Además, la falta de información fiable como base de las propuestas políticas puede provocar que los votantes no puedan tomar decisiones informadas a la hora de votar.

MR: En definitiva, es la evidencia científica lo que da legitimidad a las políticas que se elaboran, siempre que se haga con el prisma adecuado. Verónica, ¿cómo puede conseguirse esto?

VR: Es verdad que al final por evidencia científica parece que vale todo, y realmente hay estudios pues que igual no cuentan con una buena base, y como la evidencia científica se utiliza para legitimar políticas públicas, pues al final también pueden surgir estudios falsos o estudios pues que no han sido evaluados por compañeros, con lo cual la base científica puede ser deficiente, o que hayan utilizado una muestra poblacional también deficiente que no sea representativa de un todo. Y entonces una manera de solventarlo suele ser trabajar en base a la interdisciplinariedad y transdisciplinariedad, sobre todo cuando hablamos de temas complejos, que suelen ser los que abordan estas políticas. Y en el caso de Alimentta, por ejemplo, que trabajamos con políticas alimentarias, que también incorporan elementos pues de seguridad alimentaria, de adaptación al cambio climático, de articulación territorial, pues lo normal sería abordarlo desde distintos prismas. Y también se intenta abordar la transdisciplinariedad, es decir, que a la hora de trabajar también se busca integrar las voces y experiencias de otros colectivos, ya sean productores, pescadores, ganaderos, agricultores, pero también miembros de las administraciones públicas o las industrias.

MR: Está claro que las formas de hacer ciencia y de generar conocimiento no son únicas, siempre ha habido un enfoque clásico, de arriba a abajo, frente a otros enfoques más horizontales o más participativos. Cuéntanos un poco en qué consisten esos enfoques.

VR: Pues sí, ahora sobre todo. Lo que se busca es romper con la noción de que la producción científica está únicamente ligada al ámbito académico Y es lo que hablábamos antes de la transdisciplinariedad. Desde los enfoques participativos, pues lo que se busca es facilitar procesos y metodologías que integren otros tipos de experiencias y de saberes. Que la producción de la ciencia sea un proceso en el que puedan participar todos y todas, ya sea personal técnico investigador, ciudadanos, ciudadanas, o personas vinculadas a la industria u otros sectores, o incluso que este proceso de coproducción también se dé entre grupos sociales de distintos ámbitos geográficos o distintas culturas, que cada uno traerá su particular sistema de creencias, prácticas y saberes. Y bueno, en el núcleo está el tratar de romper la brecha epistemológica, las dinámicas de poder que se generen entre unos tipos de conocimiento referente a otros y los grupos que lo poseen.

Y aquí los participantes, que también pueden ser los beneficiarios de la acción, independientemente del campo del que provengan, están involucrados en todas las actividades. Y el caso de la antropología colaborativa, pues es bastante similar. Aquí los sujetos de estudio, que ya no serían objetivos de estudio, sino sujetos, participan incluso en el diseño de objetivos y la conceptualización del proyecto de investigación y eligen las metodologías más idóneas para la coproducción de datos.

MR: ¿Nos puedes contar algún ejemplo de estos enfoques participativos?

VR: Pues sí, de hecho ahora estamos trabajando en un proyecto titulado Vía Sabia. A través del proyecto lo que se busca es identificar, sistematizar y poner en valor el conocimiento ecológico tradicional de comunidades de agricultores y pescadores en cuatro territorios de estudio, que serían Andalucía, Cataluña, Galicia e Islas Baleares, y buscar la forma de integrar el conocimiento científico-técnico de los investigadores que participan en el proyecto, y el conocimiento ecológico tradicional de estos colectivos de pescadores y agricultores para, de manera colaborativa, extraer una serie de recomendaciones que puedan potenciar nuevas líneas de investigación y acciones políticas para reforzar la adaptación al cambio climático de los sistemas alimentarios regionales.

Una forma bastante buena de integrar, ya tanto la investigación acción participativa como la antropología colaborativa, es el enfoque de Living Labs, que también empleamos en este proyecto.

MR: Todo ese trabajo de recopilación de conocimiento, ¿cómo se traduce en la creación de políticas públicas y cómo dotarlas con base científica mediante estos procesos participativos?

VR: Entonces, ya partiendo del ejemplo de Vía Sabia, en esta primera etapa de observación lo que queremos es identificar cuál es la situación de estos colectivos con respecto a las políticas de adaptación al cambio climático. Lo que vemos es que normalmente sus voces quedan un poco al margen de los procesos de creación de políticas públicas. Y el tipo de conocimiento, las prácticas que ellos emplean, tampoco están muy reflejadas en las medidas propuestas en los planes de adaptación al cambio climático, ya que realmente se sigue recurriendo pues a expertos, principalmente del ámbito científico. Entonces aquí, por un lado, estaría la revisión bibliográfica, que correspondería sobre todo al trabajo desarrollado por los científicos de Alimentta, pero luego a través de las entrevistas intentamos recabar un poco sus propias experiencias. Y luego, a través de los talleres participativos, ya identificamos las trabas a los que estos colectivos están sometidos a la hora de llegar también a transmitir sus necesidades a las administraciones públicas. Y a partir de aquí extraemos unas recomendaciones para ver cómo las administraciones públicas pueden también colaborar con estos colectivos más estrechamente en la creación de políticas públicas. Y esto ya nos llevaría a la fase de experimentación. Lo ideal sería que, a partir de aquí, estas recomendaciones sirvan para reformular o para mejorar las políticas de adaptación al cambio climático regionales existentes y se espera que ya luego se pongan en marcha unos prototipos.

MR: Quiero agradecerte Verónica que nos hayas ayudado a entender la importancia que tiene la aplicación de conocimiento científico a la hora de construir políticas públicas y también de entender las distintas formas que hay para garantizar que esas políticas sean verdaderamente participativas. Hasta pronto, un abrazo.

VR: Muchísimas gracias, María.

Información relacionada